Esta serie de publicaciones busca mostrar de manera práctica distintos resultados de tesis, investigaciones y revisión literaria realizadas por docentes, estudiantes y académicos de la Facultad de Educación, con el objetivo de proporcionar material concreto para que los profesores puedan aplicar en sus aulas.
El Centro de Investigación para la Mejora de los Aprendizajes (CIMA), de la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo, presentó una nueva edición de su serie CIMA Impacta, centrada en un desafío persistente en las aulas: las dificultades de los estudiantes para comprender textos y enunciados científicos.
El estudio, realizado por Camila Isla, se desarrolló durante 2018 en el Liceo Polivalente de la comuna de Lota, Región del Biobío, con la participación de un curso de III medio compuesto por 39 estudiantes, y un equipo docente conformado por profesores de Lenguaje y Química.
El objetivo de la intervención fue desarrollar estrategias de comprensión lectora que permitieran a los estudiantes desenvolverse con mayor autonomía y éxito en la lectura de textos científicos. Para ello, se diseñaron y aplicaron talleres colaborativos entre ambas asignaturas, enmarcados en una investigación-acción de carácter cualitativo, que incluyó entrevistas a estudiantes y docentes.
Uno de los hallazgos centrales del estudio fue la alta motivación de los estudiantes por las ciencias, contrastada con su dificultad para comprender el lenguaje técnico y los formatos propios de esta área del conocimiento. “Los estudiantes mostraban mucho interés por los temas científicos, pero no entendían lo que leían. Los textos les resultaban ajenos, difíciles, y muchas veces se frustraban”, señala Montserrat Cubillos, directora académica de CIMA.
Los docentes también reconocieron una brecha importante en las habilidades lectoras de sus estudiantes. Coincidieron en que gran parte de ellos carece del vocabulario y las herramientas necesarias para interpretar enunciados, resolver problemas o leer gráficos y tablas científicas. Frente a este escenario, el trabajo conjunto entre profesores de distintas disciplinas fue clave. El proyecto impulsó una articulación efectiva entre Lenguaje y Ciencias, lo que permitió desarrollar prácticas pedagógicas integradas y contextualizadas.
“La colaboración entre docentes de distintas asignaturas no solo enriquece la enseñanza, sino que también entrega más y mejores oportunidades de aprendizaje a los estudiantes”, explica Cubillos. “Este proyecto demostró que cuando se enseña a leer desde todas las disciplinas, los estudiantes comprenden mejor y se sienten más seguros para enfrentar desafíos académicos”, agregó.
Los resultados así lo confirmaron. El 94% de los estudiantes participantes consideró que los talleres contribuyeron a mejorar sus habilidades de comprensión lectora, y el 91% los recomendaría para otros cursos. Entre los factores de éxito, se destacó la utilización de un lenguaje común entre asignaturas, la planificación conjunta entre docentes y la relevancia de integrar contenidos en torno a unidades temáticas compartidas.
No obstante, el principal desafío identificado fue el tiempo. La falta de espacios formales para la colaboración docente y la sobrecarga horaria dificultaron una implementación más sostenida. “Necesitamos sistemas escolares que valoren y prioricen el trabajo colaborativo entre docentes. Planificar juntos requiere tiempo, pero ese tiempo tiene un impacto directo en los aprendizajes”, enfatiza Cubillos.
Entre las recomendaciones finales, el informe propone incorporar sistemáticamente estrategias de comprensión lectora en todas las asignaturas, entendiendo que esta habilidad no es exclusiva del área de Lenguaje. “Enseñar a leer es una tarea compartida. Cada docente, desde su disciplina, puede aportar al desarrollo lector de los estudiantes si cuenta con apoyo, formación y tiempo para hacerlo”, concluye la directora académica de CIMA.