Hace más de veinte años que desarrollo mi labor docente en establecimientos educacionales en Chile y España. También me he dedicado a la educación y coordinación no formal en diferentes movimientos juveniles. Sin embargo, nunca me había decidido a abordar la coordinación y dirección en el ámbito formal de la educación.
El colegio en el que trabajo me habló del Magíster en Dirección y Gestión Escolar (MDGE) de la Universidad del Desarrollo. El programa ahondaba en las áreas de gestión y administración que muchos docentes obviamos en el día a día, pero que facilitan la toma de decisiones y aligeran el peso de las responsabilidades. Además, el calendario y la evaluación se adaptaban a mis demandas laborales.
Desde el comienzo se conjugaron dos factores que considero claves para el éxito de cualquier programa: la alta competencia de los docentes y el increíble ambiente de clase. Tuve la oportunidad de conocer la realidad de otros establecimientos educacionales y mejorar considerablemente mi red de contactos, con quienes reflexionamos y trabajamos en conjunto con un objetivo común: poner nuestro granito de arena para mejorar la educación en Chile.
Admito que fue un desafío enorme adentrarme en temáticas que no solía manejar. El MDGE me dio la oportunidad de aprender mucho de una manera práctica y, de esta manera, comprender el funcionamiento del colegio desde otra perspectiva más objetiva, clara y funcional. Asimismo, fue muy interesante relacionar la realidad nacional con la de otros países, a través de la revisión bibliográfica actualizada de destacados autores.
La UDD me ofreció una formación notable, unos compañeros con las mismas preocupaciones y motivaciones, y unos profesores con quienes sé que podré contar en el futuro. Todo ello en unas instalaciones modernas y acogedoras.
