El uso de exámenes libres por parte de menores de edad ha registrado un aumento explosivo tras la pandemia, con más de 33 mil inscritos en 2023. Según un nuevo estudio de la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo (UDD), la aprobación en estas pruebas entre estudiantes de sectores vulnerables apenas alcanza el 50%, lo que evidencia una profunda desigualdad educativa.
El 72% de quienes rindieron exámenes libres en 2023 correspondía a estudiantes de enseñanza básica, es decir, más de 24 mil niños en los niveles de básica del sistema escolar. 53% era del primer ciclo (1° a 4° básico) y 47% del segundo ciclo ( 5° a 8°) “Uno pensaría que son los alumnos de enseñanza media quienes, por distintas razones sociales o personales, desertan del sistema y luego optan por esta modalidad. Pero estamos viendo una tendencia distinta: una alta desvinculación en la etapa media de la escolaridad”, advierte Mauricio Bravo, Vicedecano de la Facultad de Educación UDD y autor del estudio. “Esto podría deberse a distintas razones como problemas de convivencia escolar o a la exclusión de niños con necesidades educativas especiales, lo que lleva a sus familias a optar por la educación en casa”.
Aunque las cifras oficiales muestran una leve baja en el total de niños fuera del sistema —de 50.814 en 2023 a 47.509 en 2024—, Bravo advierte que el número sigue siendo “alarmantemente alto”. A esto se suma el aumento sostenido de la inasistencia crónica, una condición que, según expertos, es uno de los principales predictores de la deserción escolar.
Uno de los datos más preocupantes del estudio es que más de la mitad de los estudiantes que rindieron exámenes libres llevaba uno o dos años fuera del sistema escolar, mientras que uno de cada cinco se inscribió el mismo año en que se desvinculó. “La inscripción masiva a exámenes libres revela que el sistema ha fallado en detectar oportunamente las trayectorias educativas interrumpidas y en ofrecer rutas efectivas de retorno antes de que los estudiantes se desconecten por completo”, sostiene Bravo. En ese sentido, el informe plantea la necesidad urgente de repensar los instrumentos de acompañamiento escolar y fortalecer las estrategias de retención, antes de que el abandono se transforme en una salida definitiva.
Desigualdad persistente
El estudio también revela profundas brechas de equidad. Aunque el 74% de los inscritos logra aprobar los exámenes, la tasa de éxito varía considerablemente según el nivel socioeconómico: mientras en los sectores altos la aprobación alcanza el 82%, en los bajos apenas supera el 50%, con una mayor proporción de reprobación e inasistencia.
En cuanto a la procedencia de los inscritos, la mayoría proviene de establecimientos particulares subvencionados (52%), seguidos por municipales y SLEP (28%). En tanto, de particulares pagados, son la minoría (19%).
Para Isaac Fierro, también autor del estudio, estas cifras evidencian que en Chile existen dos realidades muy distintas respecto al uso de los exámenes libres. “La utilización de esta modalidad como vía de certificación refleja una segmentación en las trayectorias educativas. En los sectores acomodados, se usa como una expresión de autonomía pedagógica (homeschooling); mientras que en los sectores populares aparece como última alternativa ante una expulsión sistémica del sistema formal”.
El estudio concluye que la inscripción masiva a exámenes libres, particularmente de jóvenes que han abandonado recientemente el sistema, puede interpretarse como una respuesta individual o familiar ante la ausencia de una política pública eficaz para garantizar el retorno a la educación formal.
En este contexto, los exámenes libres están asumiendo —en parte— una función que debiera estar cubierta por mecanismos preventivos de retención y recuperación escolar. Para los académicos, esto revela una falla estructural en la estrategia de reactivación educativa del Mineduc y exige repensar cómo el Estado aborda las trayectorias educativas interrumpidas en el escenario post pandemia.
Revisa el estudio completo aquí