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El Dínamo | Columna Marcela Tenorio «No son un filtro: el daño de fingir una discapacidad por likes»

Hace pocos días se destapó un caso inquietante: modelos ficticias creadas a través de inteligencia artificial con rasgos de síndrome de Down comenzaron a circular en plataformas como OnlyFans, diseñadas específicamente para apelar al gusto erótico de algunas personas. Se trata, sin duda, de una práctica problemática dado el tipo de representación distorsionada que instala en el espacio público.

Simular una discapacidad para obtener likes o seguidores no es un acto inocente ni irreverente: es un acto de instrumentalización de una identidad real, con una historia y una lucha detrás. Vacía de contenido décadas de trabajo y activismo por construir una representación digna, por dejar atrás el estigma, la infantilización y la caricatura. Usar rasgos asociados al síndrome de Down como estética o como fetiche digital no es representación; es una forma más de exclusión.

Aquí no está en juego el derecho de las mujeres con síndrome de Down a usar las plataformas que estimen conveniente. Ese derecho existe, y debe ser defendido como parte de una ciudadanía plena. Esa defensa no puede confundirse con la validación de imitaciones que desdibujan la diferencia, que fetichizan la discapacidad y la convierten en mercancía. Fingir pertenecer a ese colectivo no es un homenaje, es una forma de apropiación. Y, peor aún, una que cosifica cuerpos históricamente excluidos.

Porque las personas con síndrome de Down no son un filtro y no son una caricatura. Son sujetos con agencia, con deseo, con derecho a representarse a sí mismas y no ser objetos de instrumentalizaciones ajenas. La educación —formal e informal— debe asumir esta tarea con urgencia: no basta con incluir contenidos sobre discapacidad en el currículum. Es necesario crear espacios de contacto directo, respetuosos y transformadores, donde la diferencia no se tolere, sino que se reconozca como parte del tejido común que nos constituye como sociedad.

En tiempos de algoritmos, clicks y realidades construidas, recordar lo esencial se vuelve urgente: la representación no es un disfraz, es un derecho, y también una responsabilidad ética colectiva.

Marcela Tenorio
Centro de Investigación para la Mejora de los Aprendizaje, Facultad de Educación, Universidad del Desarrollo. Directora Alterna, Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (MICARE). Investigadora Principal Núcleo Milenio DISCA

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