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Padres y apoderados exigen cambios al SAE: piden incluir el mérito y afinidad con los proyectos educativos

La Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo (UDD) presentó los resultados de una encuesta nacional aplicada a más de mil apoderados a lo largo del país, cuyos resultados confirman un malestar extendido respecto al actual funcionamiento del Sistema de Admisión Escolar (SAE) por parte de los apoderados y confirman la demanda por ajustes que permitan conciliar los principios de mérito y afinidad institucional.

El mérito académico (58%) seguido del proyecto educativo o proyecto de convivencia escolar (34%) son los dos criterios que padres y apoderados reconocen como los factores más importantes que debiera priorizar el Sistema de Admisión Escolar (SAE), el cual ha sido cuestionado por su forma de selección y el cual se encuentra en discusión en el Congreso para su proceso de mejora. Así lo reveló una encuesta llevada a cabo por la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo (UDD) junto a panel ciudadano aplicada a más de mil personas a lo largo de todo el país, en donde el 64% de los apoderados que tienen hijos en el sistema municipal califica al SAE como “malo” o “muy malo”, percepción que también alcanza al 58% entre quienes pertenecen al sector particular subvencionado.

El resultado sobre la importancia del mérito académico es relevante porque no es una variable que el SAE reconozca actualmente para elegir a los alumnos dentro de comunidades educativas. “La ciudadanía valora crecientemente el mérito como criterio legítimo, descartando que esta sea un criterio discriminatorio para las familias. La literatura reciente sugiere que el reconocimiento del mérito, contrario a lo que se pensaba antiguamente, no necesariamente incrementa la segregación. Estas muestran que es posible combinar criterios de inclusión social con selección por desempeño, utilizando promedio o ranking de notas, o pruebas de selección. Cuando un colegio es de calidad, no solo mejora el rendimiento académico de sus estudiantes, sino que actúa como un motor de inclusión social al atraer estudiantes de distintos orígenes sociales. Por tanto, la calidad educativa por si sola genera mayor inclusión social”, comenta Mauricio Bravo, vicedecano de la Facultad de Educación y quien ha participado en la comisión técnica de SAE con el propósito de entregar propuestas al Congreso para mejorar esta política pública.

Incluso hay más. El 80% de los apoderados cree que, a partir de séptimo básico, los estudiantes con mejores notas o trayectoria escolar deberían tener prioridad en la asignación de cupos. Este respaldo es aún mayor en el caso de los liceos de excelencia, donde se indica un apoyo del 82% a la selección por desempeño académico. “Existe un cambio cultural profundo. La ciudadanía ya no ve el mérito como una barrera excluyente, sino como un reconocimiento legítimo del esfuerzo. El sistema no ha sabido recoger ese sentir social”, plantea Bravo.

Fuente: Encuesta Facultad de Educación UDD 2025

Familias y colegio con una misma mirada

El segundo criterio que le dieron mayor peso fue al reglamento de convivencia o proyecto educativo.

Un 77% de los apoderados está de acuerdo o muy de acuerdo con que el SAE considere la afinidad entre la familia y el colegio, incluyendo aspectos como el enfoque pedagógico, la disciplina, la convivencia o la inspiración valórica, cifra que es mayor en los padres que tienen hijos en establecimientos municipales con el 79% de acuerdo. “Hoy las familias no solo piden acceso, sino también pertenencia. La afinidad con el proyecto educativo es clave para construir comunidades cohesionadas y reducir la deserción escolar”, destaca el vicedecano.

Esta visión es coherente con que un 87% de los apoderados considera que los colegios subvencionados con alta demanda debieran poder incorporar criterios adicionales de admisión, siempre que estos sean objetivos, transparentes y no arbitrarios. Para Bravo, esta es una señal clara de que se puede avanzar hacia una mayor autonomía: “La ciudadanía está dispuesta a aceptar que los colegios definan criterios propios, si eso se traduce en proyectos educativos bien gestionados. Se trata de construir un sistema más flexible y coherente. La afinidad entre familia y proyecto educativo favorecería la cohesión social, reduciría el conflicto y aumentaría la permanencia escolar, por tanto, incluir este criterio permitiría al SAE evolucionar hacia un modelo con mayor sentido de pertenencia educativa”, agrega Bravo.

Fuente: Encuesta Facultad de Educación UDD 2025

Falta de información del sistema

La encuesta revela que el 43% de los apoderados de colegios subvencionados y el 28% de los municipales cree erróneamente que el criterio de cercanía al domicilio es determinante en el proceso de asignación. Sin embargo, este criterio no forma parte de la priorización del SAE. “Cuando más del 40% de las familias cree que la cercanía es prioritaria, es porque ha habido una falla estructural en cómo se ha comunicado esta política pública. El desconocimiento debilita la confianza y perjudica sobre todo a los más vulnerables”, afirma Bravo. En segundo lugar, el mérito académico aparece con una mención importante (28% en subvencionados y 20% en municipales), a pesar de que legalmente no forma parte del algoritmo de asignación. Esta percepción revela una desconexión entre la normativa vigente y las expectativas de las familias, especialmente en el sector subvencionado. “El problema es más profundo porque el desconocimiento de las familias, especialmente en sectores vulnerables, afecta sus decisiones de postulación y legitima la desconfianza hacia el sistema. Las mejoras que se hagan deben estar debidamente comunicadas. Es el derecho de las familias de saber cómo postular de la mejor manera para tener la mejor educación para sus hijos, según sus aspiraciones”, concluye el vicedecano.

Fuente: Encuesta Facultad de Educación UDD 2025

Revisa la encuesta completa aquí