Señor Director:
La centralidad que se le ha dado al liderazgo escolar en la política educativa chilena de los últimos años es indiscutible.
Ejemplo de ello son el Marco para la Buena Dirección y el Liderazgo, el Programa de Formación de Directores y la creación de los Centros de Liderazgo, entre otros.
Ello es consistente con la evidencia que reconoce la importancia de este factor para la mejora de los aprendizajes. No obstante, este componente no ha tenido la misma fuerza en la política de reactivación impulsada por el gobierno.
Entonces, ¿cómo se debiese liderar un centro educativo en este contexto? Al respecto, la literatura muestra que los enfoques de liderazgo más relacionados con el logro de los aprendizajes son: el instruccional, el transformacional y el distribuido.
Los dos primeros se centran principalmente en la figura del líder (el primero en cómo éste logra aprendizajes y el segundo en cómo éste inspira a su comunidad), mientras que el tercero es entendido más bien como una capacidad de toda la organización escolar.
Pese a ello, la investigación más reciente afirma que no se trata solo de priorizar uno u otro enfoque, sino de formar a los equipos directivos para que sean capaces de liderar sus comunidades con una concepción más integral y contextualizada del liderazgo.
En consecuencia, para hacer frente al actual y complejo escenario educativo se debe tener claro que líderes escolares con la adecuada formación hacen realmente la diferencia.
En esto, la política educativa tiene un rol clave. Invito a las autoridades a comprometerse con este gran desafío.
Armando Rojas Jara
Académico Facultad Educación UDD
Centro de Innovación en Liderazgo Educativo CILED