En los últimos días, al transmitir los resultados sobre el SIMCE de escritura, los titulares de distintos medios se han centrado en las grandes deficiencias que presentan los textos escritos por nuestros estudiantes de 6° básico. Lo han presentado como una mala noticia. Esta es una mirada insuficiente y miope.
La incorporación del SIMCE de escritura implica un cambio en la señal sobre lo que es importante enseñar a los niños. Por fin salimos de la prueba de selección múltiple como única forma de evaluación nacional. Una prueba de escritura centra la importancia en la producción de los propios niños y lo que ello implica: desarrollar un pensamiento propio sobre un tema, ordenar sus ideas, revisarlas para que otro pueda comprender. Estas operaciones son de una complejidad mucho mayor que marcar una alternativa.
Recién nos enfrentamos a los resultados de la segunda aplicación de esta prueba. Es necesario dar tiempo a las escuelas para que incorporen más escritura en todas las asignaturas y más recursos y capacitación a los profesores para poder enseñar a los niños durante el proceso de escribir.
La escritura ya se instaló como tema relevante a nivel escolar y a nivel país nos estamos concientizando de que escribir bien no es solo escribir sin faltas de ortografía, sino escribir para comunicar ideas. Y esa es una noticia excelente.