Aprender una lengua extranjera es un proceso complejo, puesto que toda persona ve afectada su capacidad de comunicación cuando intenta expresarse en otro idioma. Para dominarlo a cabalidad, se necesita de un total compromiso, ya que no se trata simplemente de una secuencia de pasos que pueden ser programados. Por tanto, un profesor no solo debe considerar enseñar los aspectos lingüísticos del idioma, sino que también es necesario trabajar en el desarrollo de estrategias de aprendizaje, con el fin de ayudar al estudiante a convertirse en un aprendiz autónomo y exitoso.
Para Brown (2000) “las estrategias son métodos que las personas utilizan para la solución de problemas”. Por su parte, Rebecca Oxford (1990) proporciona una lista de doce características que deben tener las estrategias de aprendizaje que se utilicen a la hora de enseñar una lengua extranjera:
– Deben contribuir a la meta principal, la competencia comunicativa.
– Permitir que los aprendices se vuelvan más independientes.
– Deben extender el papel de los docentes.
– Deben estar orientadas a la resolución de problemas.
– Deben ser acciones específicas tomadas por el aprendiz.
– Involucrar muchos aspectos del aprendiz, no sólo el cognitivo, sino también aspectos afectivos y sociales.
– Apoyar el aprendizaje directa e indirectamente.
– No siempre son observables.
– A menudo son conscientes. Sin embargo, el entrenamiento permite su uso en forma automática e inconsciente.
– Pueden ser enseñadas. Las personas pueden mejorar su aprendizaje a través del entrenamiento de la estrategia.
– Son flexibles. Los aprendices pueden escoger el modo de usarlas, combinarlas y secuenciarlas.
– Son influenciadas por una variedad de factores. Por ejemplo, el tipo de tarea, edad, sexo, nacionalidad, estilo general de aprendizaje, personalidad o motivación para aprender el idioma.
Oxford desarrolló un sistema de categorización que divide las estrategias en dos clases principales: directas e indirectas. Las estrategias de orientación directa (de memoria, cognitivas y de compensación) son aquellas directamente involucradas en el proceso de aprendizaje de una lengua. Las estrategias indirectas (metacognitivas, afectivas y sociales) son aquellas que no están involucradas directamente, pero que son esenciales para el aprendizaje de una lengua extranjera. Los docentes deben promover el uso de estas estrategias en sus estudiantes ya que constituyen herramientas para que el aprendiz se involucre de forma activa y pueda autodirigir su aprendizaje.
Existe más de un modelo para enseñar estas estrategias. Uno de estos es el propuesto por O’Malley y Chamot (1990), que consta de cinco pasos. En el primer paso, el profesor ayuda a los estudiantes a identificar aquellas estrategias que ya están utilizando. En el segundo paso, les presenta y explica nuevas estrategias. Luego, los estudiantes, practican el uso de las estrategias presentadas. Los alumnos se mueven desde el uso de las nuevas estrategias con apoyo del profesor, hacia el uso en forma independiente. En el cuarto paso, los aprendices evalúan el éxito del uso de las nuevas estrategias para finalmente transferir su uso a nuevas tareas.
Por medio del desarrollo de estrategias de aprendizaje específicas para el aprendizaje
de lenguas extranjeras, es posible ayudar a los estudiantes no sólo a tener éxito en el aprendizaje de un idioma, sino también a ser autónomos en su aprendizaje.
Carmen Gloria Garrido
Directora Carrera
Programa de Formación Pedagógica
Concepción
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Referencias Bibliográficas
Brown, D. (2000) Principles of Language Learning and teaching. Cambridge: Cambridge University Press.
O’Malley, J, A. Chamot (1990). Language Learning Strategies. Cambridge: Cambridge University Press.
Oxford, R. (1990). Language Learning Strategies. What every teacher should know. Massachusetts: Heinle & Heinle Publishers.