Por María José Palmero B.
Coordinadora Área Psicología
El año 2005 López y Sánchez escribieron sobre el efecto pigmalión en la escuela que básicamente es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas positivas o negativas que tenemos sobre las personas, las cosas y las situaciones, tienden a realizarse. Esto se debe a que a partir de los pensamientos que tenemos, actuamos y sentimos en relación a ellos, haciendo que atraigamos dicha situación. Por ejemplo, si mentalizo (creencias e interpretaciones que tengo) que un estudiante es flojo e indolente, probablemente sentiré emociones negativas y actuaré en concordancia, sin ofrecer tanto apoyo como a otros estudiantes de quienes interpreto que son esforzados. Esto genera que el estudiante responda (de manera consciente o inconsciente) acorde con esas interpretaciones y no intentará esforzarse más para lograr el aprendizaje.
Este es otro de muchos argumentos que nos obligan a estar conscientes de las maneras en que mentalizamos a los estudiantes impactando en cómo los estudiantes se comportan.