La malversación de fondos de la ley S.E.P es una vergüenza que no tiene explicación. Buscar responsables a estas alturas me parece que no tiene ningún sentido si consideramos que desde el primer año de vigencia de esta política, cualquier persona con cargo directivo al interior de un establecimiento que convive con la dificultad de relacionarse con su sostenedor, sabía lo complejo que iba a hacer de que esos recursos llegaran a su destino: a los colegios más vulnerables del país de acuerdo al Plan de Mejoramiento presupuestado.
Solicitar a sostenedores municipales, de comunas con múltiples necesidades, que administren fondos exclusivos para la educación, cuando no está el interés de trabajar en conjunto con Directores y profesores, no se tienen las competencias técnicas-pedagógicas asociadas a la toma de decisión ni menos aún, comprensión de todo lo que puede significar en términos de desarrollo invertir en la educación de los más necesitados, es sin duda, la explicación de todo el problema que ahora se hace presente públicamente.
La S.E.P es una excelente política compensatoria que apunta a erradicar los problemas en educación que nos caracterizan como país: calidad y equidad. Sin embargo, si esta no se replantea en término de responsabilidades entre sostenedores y Director será imposible lograr el éxito que pretendía.
Es de esperar que estos problemas de planificación conlleven al replanteamiento de la figura de los Directores escolares como los principales conocedores de su realidad educativa, los cuales requieren mayor autonomía para administrar su gestión.
Yasna Jelincic S.
Directora de Escuela
Facultad de Educación UDD