Nuestra directora de la carrera Pedagogía en Educación Básica, Trinidad Ríos, nos entrega su opinión en relación a los resultados del SIMCE 2014.
Interpretación de los resultados SIMCE
Los resultados Simce 2013, revelados recientemente por la Agencia de Calidad, no reflejan mayores cambios educativos a nivel país. Las conclusiones son las mismas que hace unos años atrás: las diferencias de puntaje en las áreas son mínimas y continúa manteniéndose la brecha entre centros escolares, según el nivel socioeconómico de las familias que reciben.
Si bien el SIMCE, constituye un aporte significativo para los establecimientos escolares y para sus profesores, ya que permite conocer de manera sistemática, si están alcanzando el mínimo con sus estudiantes, vale la pena preguntarse si la entrega de los resultados es la adecuada y está permitiendo implementar los remediales necesarios, para mejorar los aprendizajes de los niños y jóvenes de las instituciones escolares.
¿Se están interpretando bien los resultados? Las escuelas ¿logran generar un análisis profundo de las metas no alcanzadas? Los equipos de gestión ¿tienen las herramientas necesarias para detectar las oportunidades de mejora? Los profesores de estos establecimientos ¿participan de la toma de decisiones en cuanto a las acciones implementadas para mejorar? Las familias ¿logran comprender el significado de los puntajes obtenidos por los establecimientos? Los directivos y sostenedores ¿se están haciendo cargo frente a la comunidad de estos escenarios, comprometiéndose frente a ella con logros concretos?
El Simce, como instrumento evaluativo, deja de ser un aporte si no se consideran las variables anteriormente mencionadas, para definir medidas que permitan un impacto en el mejoramiento de los aprendizajes y en las prácticas de los docentes dentro del aula. La información entregada, solo será válida para una escuela, cuando esta sea capaz de construir una planificación pertinente, confeccionada en base al análisis y reflexión de los datos, considerando su contexto y a los actores que participan de todo proceso educativo.
El hacerse responsable de las deficiencias y éxitos obtenidos, significa generar sinergia, articulación y compromiso con el plan de mejoramiento y con sus protagonistas, en su implementación y difusión, comprendiendo que todo proceso evaluativo debe constituir un aprendizaje en pos del crecimiento institucional y el desarrollo de sus estudiantes.