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Educación inclusiva; una nueva responsabilidad para la formación inicial docente

Opinión de la Directora de la Carrera de Pedagogía en Educación Básica, Trinidad Ríos.

 

Educación inclusiva, hace referencia al acceso equitativo que deben tener los niños al conocimiento, así como a los resultados de sus aprendizajes. Hacerse cargo de la diversidad, involucra comprender, respetar y responder a las diferencias que puedan existir entre las personas, pero no sólo a la social o cultural, sino también a las físicas y a las cognitivas. La educación inclusiva es la educación para todos.

El poder contar con este tipo de educación en nuestro país, implica un cambio de paradigma, pero no sólo educacional, sino social, por lo tanto el desafío es aún mayor. Debemos comenzar por educar ciudadanos que acepten las diferencias, pero esta formación y transformación debe ser tan profunda, que permita que las diferencias que hoy en día existen para la mayoría de las personas, desaparezcan y se conviertan en la norma.  La primera tarea del profesor, por tanto, es hacerle entender a los niños que la discapacidad o que los estratos sociales, no son obstáculos para el aprendizaje y que una ciudadanía que respeta lo que “no es similar a mí” es más enriquecedora y responde a una sociedad más desarrollada. En este sentido, la educación de valores pasa a ser fundamental y el núcleo de la generación de una cultura más equitativa.

El primer escalón, por lo tanto, será el destruir las creencias que muchos tenemos sobre las personas y su relación con el aprendizaje y el segundo será, crear conciencia  y aceptar las diferencias. En esta línea, el macro sistema tiene la responsabilidad de tomar decisiones que serán claves para el avance o retroceso en este tema. El poder diseñar un currículum más flexible, en el que se fomente la participación de todos, el espacio para todos y propiciar orientaciones a los centros escolares, a su equipo de gestión y a sus profesores, para comenzar a construir las bases de un sistema más inclusivo, es parte de sus responsabilidades.

El otro porcentaje comprometido, recae en las instituciones de educación superior que forman profesores. Debemos  tener conciencia de que seremos los garantes de preparar profesores que propicien la inclusión o la desfavorezcan. Mientras mayor conocimiento y herramientas se les entreguen a los futuros educadores durante sus experiencias de práctica y en sus asignaturas,  mientras existan más debates sobre la educación inclusiva, mientras hayan más docentes universitarios que inciten la reflexión en este sentido en sus estudiantes, más posibilidades tendremos de tener un país desarrollado y una sociedad más justa.

Trinidad Ríos Salas
Directora de Pedagogía en Educación Básica
Universidad del  Desarrollo