Estimada comunidad UDD, el 2016 comenzó con una esperanzadora noticia: la aprobación unánime en el Congreso al proyecto que solicita a la Presidenta de la República Michelle Bachelet y a la Ministra de Educación Adriana Delpiano, para incluir al Teatro como asignatura obligatoria del currículo de enseñanza básica y media, en el contexto de la reforma educacional.
Este acuerdo significa un progreso para la educación en nuestro país, un aliento para quienes han desempeñado y promovido la labor pedagógica teatral por tantos años, sabiendo que en el teatro y a través de él, conseguimos acercarnos a una educación integral, donde el estudiante pueda hacer contacto consigo mismo, sus emociones y su forma de ver el mundo.
La integración del Teatro en la educación escolar permite retomar la naturaleza primigenia del aprendizaje, ya que desde el origen del hombre, la mímesis (imitación) ha sido “la manera” de aprender, tanto los bebés como adultos recurren a ella en forma natural. Y es que el Teatro es un impulso natural para relacionarnos incluso antes de la aparición del lenguaje hablado.
En el plano social, el Teatro nos permite desarrollar un sentido de humanidad, porque entendemos que el “Yo” es un personaje más en esta historia que llamamos “vida”, comprendemos que hay más personajes que “Uno” y constatamos que solo “Juntos” se construye nuestra historia. De esta manera, el Teatro es un gran espejo sanador para la comunidad, donde podemos tomar distancia de los hechos, mirarnos y desarrollar el sentido de humanidad del estudiante.
En el plano personal, el teatro permite reconocerse, corporal y anímicamente, y anticipar circunstancias difíciles de la vida en un entorno protegido. Sin duda, el desarrollo de la expresividad es uno de los aspectos relevantes a la hora de considerar al Teatro como parte del currículo escolar. Es curioso que siendo nuestro país tan admirador de la cultura anglosajona, nunca imitásemos el sistema educacional británico en este respecto, donde el teatro es un momento culto y fiesta en la formación integral de sus estudiantes.
Considerando lo anteriormente mencionado, es ineludible hablar de la Pedagogía Teatral, donde el mundo docente tiene la posibilidad de beneficiarse de la experiencia didáctica del teatro, y el juego dramático sirve de puente para la entrega de conocimiento de diversas disciplinas, el desarrollo expresivo y la empatía.
Si, claramente hay que celebrar este avance, y con esta alegría esperamos que el acuerdo de los señores diputados sea “imitado” por el ejecutivo y que tengamos una respuesta pronta. Nuestro sistema educacional lo requiere con urgencia.