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El Mercurio | Columna Mauricio Bravo «Prepararse con estrategia: lo que nadie te explica sobre los preuniversitarios»

Cada año, miles de jóvenes buscan mejorar sus puntajes de admisión a la universidad y, con ello, ampliar sus opciones de acceso a carreras e instituciones de mayor selectividad. En ese escenario, los preuniversitarios se han consolidado como un actor relevante del sistema educativo chileno, ofreciendo apoyo académico, acompañamiento y estrategias específicas para enfrentar las pruebas de acceso a la educación superior. Sin embargo, su real valor no está solo en ‘subir puntajes’, sino en cómo contribuyen a una preparación más informada y estratégica del proceso.

Un buen preuniversitario no reemplaza al sistema escolar, pero sí puede complementarlo de manera efectiva. Su principal aporte está en la sistematización de contenidos, el entrenamiento en formatos de evaluación, la gestión del tiempo y el desarrollo de habilidades clave para rendir pruebas estandarizadas. Esto es especialmente relevante en un contexto donde las brechas de origen siguen influyendo en los resultados, y donde no todos los establecimientos cuentan con el mismo nivel de preparación específica para este tipo de evaluaciones.

Ahora bien, no todos los preuniversitarios ofrecen lo mismo, y elegir adecuadamente es fundamental. Más allá de la publicidad o del prestigio histórico, es clave que las familias y los estudiantes consideren algunos criterios básicos: la trayectoria y resultados verificables del programa, la calidad y estabilidad de sus docentes, la coherencia de sus materiales con los temarios oficiales, el acompañamiento personalizado y la posibilidad de realizar ensayos periódicos que permitan ajustar el proceso de estudio. Un preuniversitario efectivo no es el que promete resultados rápidos, sino el que logra adaptar su propuesta a las necesidades reales del estudiante.

Modalidades

En cuanto a la modalidad, la experiencia de los últimos años ha demostrado que tanto los programas presenciales como los online pueden ser efectivos, siempre que estén bien diseñados. Los cursos presenciales suelen favorecer la disciplina, la interacción directa y la construcción de rutinas de estudio, lo que puede ser especialmente valioso para estudiantes que requieren mayor estructura. Los programas online, en cambio, ofrecen flexibilidad, ahorro de tiempo y acceso a recursos digitales de calidad, pero exigen altos niveles de autonomía y organización personal. No se trata de cuál modalidad es mejor, sino de cuál se ajusta mejor al perfil, contexto y hábitos de estudio de cada estudiante.

Algo similar ocurre con los programas intensivos. Estos pueden ser una buena alternativa para reforzar contenidos específicos o consolidar aprendizajes en períodos acotados, pero difícilmente reemplazan un proceso de preparación sostenido en el tiempo. La evidencia muestra que los mejores resultados se logran cuando existe continuidad, práctica regular y retroalimentación constante, más que cuando se apuesta todo a una preparación acelerada de último momento.

Finalmente, la posibilidad de rendir la prueba más de una vez en el año abre una oportunidad que debe ser bien utilizada. Dar la prueba en una primera instancia permite conocer el formato real, manejar la ansiedad y detectar debilidades concretas, mientras que una segunda rendición, con un plan de mejora claro, puede marcar una diferencia significativa en los resultados finales. Para ello, el rol del preuniversitario es clave, siempre que sea capaz de leer esos resultados y transformarlos en una estrategia de trabajo focalizada.

En definitiva, los preuniversitarios pueden ser una herramienta valiosa para ampliar oportunidades y reducir incertidumbres, pero su efectividad depende tanto de la calidad de la oferta como de la capacidad de los estudiantes para asumir un rol activo en su propio proceso de preparación. Elegir bien, planificar con tiempo y entender que no hay soluciones mágicas sigue siendo la mejor fórmula para enfrentar con éxito el ingreso a la educación superior.

Mauricio Bravo, vicedecano de la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo