En un estudio reciente aplicado a 21.327 profesores de todo el país y desarrollado en conjunto por cinco instituciones constatamos que más del 40% de los docentes no ha recibido retroalimentación ni ha sido observado en clases por su director. A ello se suma que casi un 30% declaró no haber recibido nunca apoyo para resolver problemas de disciplina en el aula.

Las cifras son alarmantes. Pero en lugar de juzgar a los directores, corresponde preguntar qué mecanismos concretos estamos ofreciendo a nuestros líderes educativos para impulsar prácticas pedagógicas que desafíen y mejoren sus profesores. La evidencia es clara: docentes que cuentan con el apoyo de sus directores presentan mayores niveles de bienestar socioemocional y mayores índices de permanencia en sus cargos. Al mismo tiempo, sabemos que los directores arrastran hace años una sobrecarga administrativa que les dificulta concentrarse en los aprendizajes.

Exigir resultados sin asegurar condiciones es retórica. Proveamos tiempo, formación y apoyo para que el liderazgo pedagógico ocurra donde importa: en la sala de clases.

Soledad Ortúzar y Christian Lazcano
CILED-UDD, Fac. de Educación UDD