Señor Director:
La baja matrícula y asistencia al jardín infantil es alarmante; solo un 40% de los niños de 0 a 4 años está matriculado. Esta preocupación se acentúa al conocer los resultados de la encuesta Casen, en la que el 60% de los niños que no asisten pertenecen a quintiles vulnerables. Las razones que justifican la ausencia incluyen la disminución en la natalidad, una distribución de los jardines condensada en zonas específicas y la cantidad de niños bajo el cuidado de sus familias o matriculados en jardines de modalidad no reconocida. Sin embargo, lo más preocupante es la falta de valoración de la educación parvularia, percibida como un servicio asistencial en lugar de un nivel educativo.
Estudios del Center on the Developing Child y la OCDE demuestran que la experiencia en el jardín impacta positivamente en el aprendizaje a largo plazo y aumenta las posibilidades de mayor retención en el sistema escolar. A pesar de ser la mejor inversión, siguiendo la ecuación de Heckman, este nivel educativo se mantiene como el que menos presupuesto económico nacional recibe. Que se haya rechazado la obligatoriedad del kinder, que la educación parvularia se encuentre entre las carreras universitarias con los puntajes más bajos para acceder, y que los sueldos y condiciones laborales de las educadoras y técnicos sigan siendo escasos, hace cuestionarse si estamos enfocándonos en lo que realmente importa para asegurar una formación de calidad desde el inicio.
María Luisa Salazar Preece
Facultad de Educación UDD
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