SEÑOR DIRECTOR:
En el último mes, muchos colegios de distintos puntos del país han suspendido clases por narcofunerales, lo que claramente tiene impactos negativos para las comunidades escolares. Diversos estudios a nivel global y local han analizado los efectos de la interrupción de clases, siendo el principal de ellos la pérdida de aprendizajes.
Por ejemplo, el Banco Mundial, en conjunto con el Mineduc, simularon los costos del cierre de las escuelas en 2020, determinando que los estudiantes que perdieron el 60% de clases presenciales aprendieron un 40% menos que en un año académico normal. Estos resultados se incrementan por nivel socioeconómico: mientras los estudiantes del quintil más rico aprendieron un 15% menos, los del quintil más pobre redujeron sus aprendizajes hasta en un 50%. Asimismo, los alumnos (as) de escuelas públicas que se mantuvieron cerradas todo 2020 presentaron una pérdida de 94%, es decir, no aprendieron prácticamente nada.
En este contexto, es necesario garantizar la continuidad de clases para disminuir las brechas de aprendizajes. Sabemos que la escuela es un espacio no solo donde se aprenden nuevos conocimientos, sino también un espacio de convivencia ciudadana, donde la comunidad escolar adquiere y desarrolla diversas habilidades.
Finalmente, es esencial detener el aumento de las brechas educativas por nivel socioeconómico. No es plausible que una vez más los estudiantes más vulnerables del país aprendan menos y que carguen con estos efectos a través de toda su trayectoria laboral futura.
Mauricio Bravo
Vicedecano Facultad Educación UDD