Muchas veces cuando pensamos en la educación de las matemáticas, a pesar de las múltiples nuevas estrategias que han surgido en el último tiempo, se nos vienen a la mente las ideas de cálculos vacíos de significado, ecuaciones indescifrables y competencia. Sin embargo, la enseñanza de las matemáticas, hace ya varias décadas, ha ido abriendo una gama de posibilidades para lograr, no solo un mejor entendimiento de las mismas y el desarrollo del pensamiento lógico matemático, sino que ser un factor de cambio de realidades, teniendo un sentido útil y pertinente en el desarrollo de la vida cotidiana.
Apoyando este esfuerzo por dar un mayor sentido al aprendizaje de las matemáticas, es que el National Council of Teachers of Mathematics[1] propone seis principios básicos de su enseñanza. Estos principios son el de Equidad, entendida como brindar altas expectativas y fuerte apoyo para todos los estudiantes; Currículo coherente, centrado en unas matemáticas importantes y bien articuladas a lo largo de los distintos niveles; Enseñanza efectiva de las matemáticas, que requiere comprensión de lo que los estudiantes conocen y necesitan aprender, y por tanto les desafían y apoyan para aprenderlas bien; Aprendizaje de las matemáticas comprendiéndolas, construyendo activamente el nuevo conocimiento a partir de la experiencia y el conocimiento previo; Evaluación, que debe apoyar el aprendizaje de unas matemáticas importantes y proporcionar información útil tanto a los profesores como a los estudiantes y Tecnología, como esencial en la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas ya que influye en las matemáticas que se enseñan y estimula el aprendizaje de los estudiantes.
Por su parte, Godino, Betaner y Font (2003) proponen acercar las matemáticas a la vida cotidiana, generando una cultura matemática. Tomando en cuenta que uno de los fines de la educación es formar ciudadanos cultos, las matemáticas contribuyen a este fin. Los autores plantean que el objetivo principal no es convertir a los futuros ciudadanos en “matemáticos aficionados”, tampoco se trata de capacitarlos en cálculos complejos, ya que, hoy en día, los computadores solucionan este problema, sino que se pretende proporcionar una cultura con varios componentes interrelacionados: Capacidad para interpretar y evaluar críticamente la información matemática y los argumentos apoyados en datos que las personas encuentran en diversos contextos, capacidad para discutir o comunicar información matemática, cuando sea relevante, y competencia para resolver los problemas matemáticos que encuentre en la vida diaria.
Estos aportes teóricos al estado del arte, desafían a los profesores y expertos en didáctica a desarrollar la enseñanza de las matemáticas basada en principios como la actividad, para aprender haciendo y participando, la creatividad, estimulando el pensamiento y la investigación, la interdisciplinariedad, conectando las matemáticas con otras áreas del currículum y objetivos transversales y la socialización, conectando las matemáticas con la realidad cultural y desarrollándola a través del trabajo colaborativo.
Dando respuesta a este desafío, han surgido en las últimas décadas métodos que buscan renovar la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, dando un nuevo sentido a su desarrollo. Un ejemplo cada día más conocido es el del método Singapur, utilizado hace más de 50 años, y llamado así por el país del cual proviene, el cual busca desarrollar las matemáticas más allá de lo tradicional. Este método propone la enseñanza de las matemáticas, ya no a partir de los números ni de la pizarra, sino desde la introducción de conceptos matemáticos a partir de las propias experiencias y vivencias de los alumnos. Esta experiencia es graficada con una representación pictórica, para luego ser llevada a un concepto abstracto. Su objetivo principal es que los alumnos sean capaces de relacionar las matemáticas a su propia vida. Este método plantea cinco claves del aprendizaje de las matemáticas, poniendo énfasis en el comprender para aprender, desarrollar, de forma equitativa las inteligencias múltiples, brindar a los alumnos aprendizajes desde lo concreto y promover el aprendizaje a partir del trabajo cooperativo.
Teniendo a nuestra disposición estos avances en la enseñanza de las matemáticas, el desafío es ahora personal para cada profesor de matemáticas, no solo en hacerse experto en variadas metodologías, sino que en asumir una visión de la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas fundamentada en los principios que aportaran al desarrollo integral de nuestros alumnos y de una cultura donde las matemáticas son un aporte para la mejora y el desarrollo de la sociedad.
[1] NCTM (2000). Principles and Standards for School Mathematics. Reston. VA: National Council of Teachers of Mathematics.