Escribir en inglés como lengua extranjera puede ayudar a los estudiantes a mejorar su conocimiento del idioma. En esto, no sólo la naturaleza de la composición escrita nos ayuda, en el sentido de que es un proceso que se puede planificar y revisar antes de ser expuesta, sino que las teorías de adquisición de la lengua también apoyan esta visión. La hipótesis del «output» de Marril Swain (Swain, 1985, 1993) afirma que cualquier tipo de producción lingüística provoca que los estudiantes puedan notar lagunas en sus conocimientos, probar las estructuras que ya conocen, y eventualmente reflexionar sobre cómo están aprendiendo. Por lo tanto, proporcionar oportunidades para escribir en la lengua meta con un propósito comunicativo puede desencadenar e incluso consolidar procesos de adquisición de esta lengua.
La hipótesis del «output» y las ventajas de la producción escrita en el aprendizaje de un segundo idioma se han demostrado en estudios desde diferentes perspectivas y se han comprobado mejoras tanto en la precisión gramatical escrita (Clúa Artero, 2013; Reynolds, 2004), como en la calidad del contenido (Hartshorn et al, 2010). También se han encontrado importantes avances de la producción escrita como actividad de adquisición de las estructuras gramaticales en comparación con métodos más pasivos de aprendizaje (Izumi, 2002).
Recientemente se condujo un experimento[1] basado en la hipótesis del «output» en contextos escolares nacionales, con el fin de comprobar si estos resultados se replican en contextos de aprendizaje de una lengua extranjera, ya que un tema común en las escuelas públicas y particulares subvencionadas es el escaso tiempo en el aula exclusivamente dedicado a la enseñanza de la expresión escrita en inglés como lengua extranjera. En este estudio se invitó a más 3000 niños y niñas desde quinto a octavo básico de 19 escuelas públicas y particulares subvencionadas de tres regiones a participar en un concurso de escritura mensual en línea, en el que los estudiantes escribían a partir de un modelo dado y recibían retroalimentación a través del sitio web. De esta manera, los estudiantes fueron capaces de escribir de manera autónoma, sin necesariamente tomar más tiempo del profesor.
Los resultados mostraron una mejora significativa en el conocimiento de la lengua inglesa medido en pruebas a los estudiantes de 5 º y 6 º básico que decidieron participar en el concurso al menos una vez en comparación con aquellos que no lo hicieron. También se evidenció una mejora más significativa en aquellos estudiantes con los niveles más bajos de conocimiento del idioma. Adicionalmente, se recabó valiosa información sobre los temas más motivadores para los niños y niñas de esta edad, los cuales en su mayoría responden a temas sobre sí mismo y su entorno cercano.
Si bien los resultados de esta experiencia deben tomarse con cautela, debido a que los factores que llevan al éxito en el aprendizaje de una lengua extranjera son múltiples, sí se vislumbra un aporte positivo en la inclusión de actividades de producción escrita como complemento a la instrucción escolar general y por lo tanto demuestran que es posible instalar una cultura de creación de contenido como actividad didáctica en las aulas de inglés como lengua extranjera.