Los resultados SIMCE de escritura 2015 nos dan luces sobre cómo están escribiendo los alumnos de 6to Básico. En esta tercera versión, los datos señalan que se mantiene la brecha socioeconómica, sugieren falta de innovación educativa respecto al desarrollo de la escritura, además de evidenciar una brecha de género a favor de las niñas. Según Carlos Henríquez, Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, la brecha de género sobrepasa a la brecha por grupo socioeconómico: “Históricamente en Chile los estudiantes que pertenecen a un grupo socioeconómico más acomodado tienen mejores resultados educativos, tema que en Escritura y Lectura no se repite”, explica, agregando que: “a modo de ejemplo, en Coherencia, uno de los criterios evaluados, los hombres del grupo alto obtienen resultados cercanos a las mujeres del grupo medio, los hombres grupo medio-alto obtienen resultados semejantes a las mujeres del grupo medio-bajo y, por último, los hombres del grupo medio obtienen resultados inferiores a las mujeres del grupo bajo” (Educación 2020/Agencia de Calidad de la Educación).
Los números señalan que los estudiantes obtuvieron mejores resultados en los textos narrativos que en los informativos. El 80% de los estudiantes (en textos narrativos) y el 74% (en informativos) logran cumplir con el Propósito Comunicativo, mientras que el 53% (en narrativos) y el 47% (en informativos) lo hacen con una Organización Textual clara y completa.
Por otra parte, en Coherencia, prácticamente un tercio de los estudiantes (33% en informativos y un 34% en narrativos) generan escritos difíciles de comprender para el lector; y en Desarrollo de Ideas, un 29% (en informativo) y un 30% (en narrativo) solo desarrolla sus ideas de manera general, a lo que se suma un 15% en ambos tipos de textos que sencillamente no logran desarrollar sus ideas, es decir, solo enuncian o enumeran (Agencia de Calidad de la Educación). Llama la atención que en esta versión no se incluyera el texto argumentativo, que es de gran importancia para la comunicación y el desarrollo del pensamiento crítico en la etapa escolar, la educación superior y la vida laboral (Bazermann, Ch. 2016).
Ahora, ¿qué hacemos con esta información? En una primera instancia cabe reflexionar desde el aula sobre cómo lo estamos haciendo para el desarrollo de nuestros estudiantes como escritores competentes.
No obstante, para responder esta interrogante, sería de vital importancia que la Agencia de Calidad de la Educación tomara medidas para que los profesores contaran con los resultados y el análisis de la información de los expertos, al menos durante el primer semestre del año escolar. Este año los resultados fueron liberados solo dos semanas antes del Simce oficial, esto no contribuye de manera alguna a mejorar los aspectos de la retroalimentación y la reflexión sobre las mejoras de las prácticas docentes en la escritura; en el contexto real es muy difícil con tan poco tiempo concretar espacios de discusión de los resultados.
La reflexión debe girar alrededor de algunos temas esenciales. El primero es sobre currículum, debemos mirarlo con una lupa para saber que nos entrega. Los programas de estudio (MINEDUC 2013), por ejemplo, nos proponen objetivos claros y entregan buenas herramientas al mejor nivel internacional (revisión bibliográfica). “Lograr que los estudiantes sean escritores entusiastas y creativos también depende de la cultura que se genere en torno a esta actividad” (p.38). También nos entregan herramientas: “(…) en consecuencia, las actividades sugeridas para abordar el proceso de escritura están orientadas a que el alumno adquiera las herramientas para convertirse en un escritor cada vez más independiente, capaz de usar la escritura de manera eficaz para lograr diversos propósitos y expresar su creatividad, su mundo interior, sus ideas y sus conocimientos” (p.38).
La interrogante para la reflexión que cabe hacerse es ¿cuánto se han empoderado los profesores de las propuestas del currículum vigente, de cómo estas se concretizan y se contextualizan en las salas de clases?
Desde esta perspectiva curricular se rescata el desglose del eje de escritura en diferentes tipologías: libre, guiada y de proceso, donde el modelaje, la práctica guiada e independiente son siempre importantes. También, el incentivar en los estudiantes un proceso de escritura más autónomo y así ayudarlos a apropiarse de su propio aprendizaje. Lucy Calkins y Katie Wood, de The Reading and Writing Project (TRWP) del Teachers College en la Universidad de Columbia, escriben que es imperativo que tengamos tiempo exclusivo para escribir, que se establezcan rituales para ello, insisten que enseñemos a los estudiantes a “escribir como escritores” y la forma de hacerlo es a través del proceso de escritura que es lo que hacen en realidad los escritores, recomiendan la planificación de mini clases en las cuales se ayuda a aprender las características de escribir bien. En estos “talleres de escritura” se comienza a escribir, se modela, se entrega andamiaje y se media entre el estudiante y sus ideas. Algunos ejemplos para estas mini clases son: cómo un escritor obtiene sus ideas para escribir, bajo la influencia de la literatura, aquí se leen diferentes escritores con variadas técnicas para que los alumnos sean expuestos a ellas. Otro tema para las mini clases en “conferenciando con los compañeros” (peer conferring) en la que se modela cómo entablar buenas conversaciones de escritores, en estas conferencias los estudiantes conversan sobre sus escritos y se dan consejos, lo maravilloso de esta manera de ver la escritura es que se comienza desde kínder. Las escritoras aseguran que se puede enseñar a escribir sin dejar de lado la cobertura del currículum nacional que impere en el contexto particular, ya que los contenidos son adicionados a estos talleres.
En su libro, Katie Wood, relata que por años se pensaba que los escritores que escribían bien era porque eran “talentosos”. Pero ahora sabemos que no es cierto, que existe un amplio campo de conocimiento de cómo los escritores (estudiantes) aprenden sobre géneros, estructuras y el arte de escribir y también existe mucha información de cómo los escritores se conectan con el proceso de escritura. “Escribir es algo que nosotros (profesores) sabemos enseñar a hacer a nuestros estudiantes” (p. 57).
Un elemento relevante para el desarrollo de la escritura tiene que ver con la interdisciplinariedad y el abordaje de esta habilidad por las demás asignaturas del currículum, poniéndonos el desafío de exponer a los estudiantes a variadas experiencias, géneros textuales y propósitos a través del currículum, manejar los mismos criterios para la evaluación y retroalimentación de dichas experiencias; en otras palabras lograr que las demás asignaturas tributen a la escritura. El especialista en escritura y autor del libro Escribir a través del Currículum (2005), Charles Bazermann recalca la importancia de este aspecto no solo en la escuela sino en la educación superior.
Otra arista del currículum a considerar en esta reflexión, es el peso que tienen las convenciones de la lengua, en específico la ortografía en la prueba Simce de escritura. Este aspecto como criterio de evaluación, ya no aparece en la última versión de las rúbricas Simce. En la versión 2014, se daba mayor importancia a la ortografía literal que a la puntual, esos cambios se alinean con la idea de la escritura como proceso, en el cual la revisión y edición es un paso posterior al borrador. Los estudiantes, entonces, deben escribir su “mejor borrador en la prueba de escritura”.
Según los resultados, los altos estándares en escritura que proponen desde el currículum y que son evaluados por el SIMCE de escritura, parecen difíciles de lograr; sin embargo, debemos pensar sobre la realidad de muchas escuelas con salas de clases con 40 o más estudiantes, lo que esto implica para el profesor que tiene pocas horas no lectivas para planificar, leer, reflexionar, evaluar y retroalimentar a nuestros escritores (entre otras obligaciones). Esto nos obliga a pensar en su desarrollo profesional y perfeccionamiento en relación a la didáctica de la escritura.
El Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación menciona tres factores que se asocian con mejores resultados. Estos son:
Retroalimentación docente: los estudiantes desarrollan sus habilidades de escritura cuando, basados en la retroalimentación del docente, revisan y reescriben sus textos para mejorarlos.
Estudiantes motivados: En escritura, es esencial que los docentes muestren interés por los textos de los estudiantes y los refuercen positivamente. Un buen clima escolar también se genera cuando los estudiantes tienen una autopercepción favorable de su desempeño.
Valoración transversal: Un buen trabajo en el área de escritura implica la instauración de iniciativas que vuelvan la escritura una práctica cotidiana, necesaria, valorada y transversal más allá de la asignatura particular de Lenguaje y Comunicación (Agencia de calidad de la Educación).
Por último, ¿cuáles son las buenas prácticas docentes e innovadoras avaladas por la investigación educacional para mediar y desarrollar estos aprendizajes?, ¿hay suficiente investigación nacional al respecto? Y sí hay, cómo se transforman los hallazgos en buenas prácticas docentes.
El desafío es grande, en vista de los resultados queda claro que debemos empezar ya a generar cambios para acortar brechas e innovar en el eje de escritura, una buena apuesta es desde la formación inicial docente, no solo de que tengamos estudiantes que escriban bien por placer y para tener un buen desempeño académico, sino que como futuros profesores enseñen a sus estudiantes a ser buenos escritores.